Para Mili
Cuando eras chica eras medio enana y temías a la oscuridad. Jugabas a ser sonámbula, y corrías en puntitas de pie por los pasillos a la hora de la siesta, comiendo los bombones de Tía Anita.
Siempre fuiste bastante fuerte, como está señalado en la primera falange de tu pulgar, y en tus rodillas después de varias caídas sin fondo. Desde muy pequeña te acosaron los artistas, los mensajeros de otros mundos te dejaban mensajes cifrados en óleo y pintura, el cuco, los pies fríos y los ladrones de chicos, a veces llegaban sin haber partido.
Fuiste creciendo despacio, con una elegancia casi divina , alzando tu pequeña estructura y alcanzando las dimensiones que te impiden salir de tus propios vestidos infantiles. Te fortaleciste con pasos de baile, bebiste las lágrimas de múltiples desenlaces en tu vida, devoraste alimentando sueños por doquier y te bañaste en la realidad que varias veces era el agua del mismo río.
Hoy que estás a la altura de los helechos, me acuerdo del día que por primera vez te tuve en brazos, en ese momento, sentí que tendría en vos, mi aliada número uno, mi mejor amiga .
Brindo por vos, por ellos y por aquellos que son la suma de lo mejor de cualquier persona, inclusive de la primera del singular...
Cuando eras chica eras medio enana y temías a la oscuridad. Jugabas a ser sonámbula, y corrías en puntitas de pie por los pasillos a la hora de la siesta, comiendo los bombones de Tía Anita.
Siempre fuiste bastante fuerte, como está señalado en la primera falange de tu pulgar, y en tus rodillas después de varias caídas sin fondo. Desde muy pequeña te acosaron los artistas, los mensajeros de otros mundos te dejaban mensajes cifrados en óleo y pintura, el cuco, los pies fríos y los ladrones de chicos, a veces llegaban sin haber partido.
Fuiste creciendo despacio, con una elegancia casi divina , alzando tu pequeña estructura y alcanzando las dimensiones que te impiden salir de tus propios vestidos infantiles. Te fortaleciste con pasos de baile, bebiste las lágrimas de múltiples desenlaces en tu vida, devoraste alimentando sueños por doquier y te bañaste en la realidad que varias veces era el agua del mismo río.
Hoy que estás a la altura de los helechos, me acuerdo del día que por primera vez te tuve en brazos, en ese momento, sentí que tendría en vos, mi aliada número uno, mi mejor amiga .
Brindo por vos, por ellos y por aquellos que son la suma de lo mejor de cualquier persona, inclusive de la primera del singular...
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